Felipe Guamán Poma de Ayala: intérprete, cronista y caminante en los Andes del Perú.
Orígenes
En cuanto a sus orígenes, no se sabe con precisión el lugar y fecha de su nacimiento. Más se sabe que nació en un lugar del distrito de Lucanas, en la región de Huamanga (actualmente Ayacucho), que en la antigüedad era un área habitada por las etnias de los Soras, Andamarcas y Lucanas. Estos grupos étnicos fueron considerados como valerosos, fama por la cual se les asignó como misión conducir las literas del Sapa Inca cuando éste marchaba hacia la expansión de su imperio. El pueblo donde se cree que nació fue Sondondo, anexo de Santiago de Chipao, a una altitud de 2900 msnm, el cual, durante la época colonial, se llamaba San Cristóbal de Sondondo.
Si el lugar de nacimiento no es del todo exacto, imagínense que hasta ahora los estudiosos sobre la vida de Guaman Poma no tienen las evidencias contundentes para definir su año de nacimiento. Pero es plausible que naciera entre las décadas de 1530 y 1540. Por ejemplo, el historiador Raúl Porras Barrenechea plantea como fecha tentativa el año de 1534.
Guaman Poma descendía de un rico linaje indígena por ambos lados de su familia. Por el lado materno, era nieto de Tupac Inca Yupanqui y Mama Ocllo. Recordemos que Tupac Inca Yupanqui fue el noveno gobernante inca del Tahuantinsuyo, quien reinó entre los años 1438 a 1471. Mientras tanto, por el lado paterno, su abuelo fue Guaman Chawa, gobernante de la región del Chinchaysuyu y representante de la dinastía Yaro Willca. Se sabe que su abuelo paterno tuvo un trágico final: fue quemado vivo por las tropas de Francisco Pizarro y Diego de Almagro en el Cuzco.
Así, la hija de sus abuelos incas y el hijo de los descendientes de los Yaro Willca, Curi Ocllo y Guaman Mallqui, respectivamente, contrajeron matrimonio y como fruto de esa unión nació Guaman Poma.
Hasta ahora, podemos decir que Guaman Poma provenía de un origen noble y que su condición social le serviría para visibilizarse en el aparato administrativo de la sociedad colonial. Pero, ello se lograría teniendo un aspecto a considerar: su educación.
Educación
Según la costumbre andina, el primer espacio de aprendizaje en la niñez se desarrollaba en el hogar al lado de la madre. Así, se puede presumir que Guaman Poma habría recibido una educación por parte de su madre, doña Juana Curi Ocllo. Luego, entraría la figura paterna. Así, la formación de Guaman Poma recibió el aporte cultural de ambas figuras la materna y paterna.
Esta herencia cultural andina se vio complementada con la española. De esta última, Guaman Poma aprendió a leer y escribir por el presbítero Martín de Ayala, de quien aprendió seguramente Historia Sagrada, Historia Universal, lengua de Castilla, latín y la escritura. Ahora, quién fue Martín de Ayala, era el hermano mestizo de nuestro protagonista. Cuyo apellido paterno, Guaman Poma lo adoptó por el cariño y aprecio que tenía a su hermano materno.
Su educación no quedó ahí, ésta se complementó con sus viajes sirviendo en distintos oficios a las autoridades españolas. Y de esto hablaremos a continuación.
Intérprete y testigo
En la sociedad colonial peruana, como en otras regiones del continente americano, hubo casos donde los representantes de la nobleza indígena podían ingresar al aparato administrativo mediante los títulos nobiliarios (cacicazgos), oficios de ejercicio como escribanos, intérpretes, entre otros. Así, como Guaman Poma provenía de la nobleza indígena ayacuchana, su caso sería un ejemplo donde la élite andina ingresaba al sistema de cargos y privilegios que la sociedad colonial le permitía acceder.
En este camino, y por la necesidad que se requería de intérpretes de las lenguas nativas (como el quechua y el aymara) en las tareas administrativas y judiciales en el virreinato peruano, se nombraba para este oficio a las personas nativas que eran considerados como “ladino” en la lengua española.
Trabajó como intérprete al servicio del visitador Cristóbal de Albornoz en la lucha contra las idolatrías del movimiento Taki Unquy (que significa en quechua “enfermedad del canto”) en Lucanas durante el período de 1569 a 1571. En estos años, Guaman Poma será testigo del exterminio de aquel movimiento indígena mediante los castigos y destierros a sus practicantes. Por ejemplo, el castigo de la coroza en donde se paseaba al sentenciado sobre una llama paseado por la calle principal del pueblo en presencia de todas las personas, que en palabras de Guaman Poma en su crónica nos dice que: “El quarto le af[r]enten y le corosen con papel en la cauesa pintado un demonio que le esté enquietando a que no baya a misa. Y del cuello atado con una soga y en la mano una candela sendida. Lo lleve por penitencia. Lo mismo a de ser la pena de los hechiseros ydúlatras”. Guaman Poma estaría a favor de estos tipos de castigos para los que caen en las idolatrías descuidando su asistencia a misa.
Después de la supresión del movimiento de Taki Unquy, el Virreinato peruano estuvo en calma durante el gobierno arzobispal de Toribio de Mogrovejo (entre los años de 1581 a 1606). Con la muerte de aquel arzobispo, empezó un nuevo período de proselitismo severo y represiones conocidas como las «campañas de extirpación de idolatrías» a lo largo del siglo XVII.
En uno de sus viajes, Guaman Poma conversó con tres ancianas de Hatun Jauja, quiénes le habían informado de las persecuciones y torturas infligidas a los indígenas bajo la dirección de Francisco de Ávila para que confesaran ser idólatras. Irónicamente, el castigo de la coroza que había respaldado como una forma justa de humillación pública era el mismo que ahora utilizaba Ávila para perseguir a los andinos.
También ejerció el oficio de intérprete en la primera composición general de tierras entre 1594 y 1600 al lado del presbítero Gabriel Solano de Figueroa, quien ejerció como juez visitador, al lado del escribano Joan López, en los distritos de Huamanga, Jauja y otras partes de la Sierra Sur y Central del virreinato del Perú. En esta etapa de su vida, nuestro personaje aprovechó para seguir un juicio para recuperar sus tierras a manos de los chachapoyas, donde será un episodio gris en su vida.
Un litigio contras los Chachapoyas y su destierro
Y seguimos en esta parte de la vida de Guaman Poma, donde estaba ejerciendo su oficio de intérprete en la composición de tierras en Ayacucho y, a la vez, seguía un juicio en estas instancias para recuperar sus posesiones en el valle de Chupas de las manos de los forasteros chachapoyas. Este litigio duró toda la década de 1590, siendo el resultado final en el año 1600 muy desalentador: la sentencia del juicio le dio como perdedor y fue castigado con el despojo de todos sus bienes y exiliado de aquellos lugares.
Con este mal sabor en su vida, será el inicio donde comenzará a cuestionarse sobre su realidad sintiendo que su mundo estaba al revés.
El mundo al revés
En aquel litigio se le denunció con ser yndio humilde que por embustes se intitula casique y sin ser casique, ni principal. A pesar que él mismo se refería como cacique prencipal y también tiniente de corregidor de yndios.
Estas graves denuncias, según Guaman Poma, era una conspiración entre los colonizadores y los indios comunes, con el objetivo de quitar a los señores étnicos sus cargos heredados.
Toda esta situación en su vida, donde él tenía un papel activo en el sistema jurídico colonial, que aprobaba y consideraba como justa; se convertirá en su mayor detractor. Que lo llevará a criticarla y, sobre todo, a considerar que la culpa la tienen los encargados de ejercer la justicia en los pueblos; es decir, se refería a los corregidores y a las autoridades eclesiásticas como los visitadores y doctrineros.
Sobre estos últimos, al ser testigo de la severidad de las «campañas de extirpación de idolatrías» en las primeras décadas del siglo XVII, Guaman Poma tomará una actitud que reprocharía los métodos caracterizados en castigos y torturas para que la población indígena deje sus idolatrías e ingresen a la cristiandad.
No se quedaría como un simple espectador, sino, más bien, comenzó a registrar todos los atropellos y los malos manejos de las autoridades españolas en detrimento de la población andina.
¡Y no hay remedio! Los últimos años de vida
¡Y no hay remedio! Será la sentencia de Guaman Poma en su «Nueva coronica y buen gobierno» para expresar la trágica situación de las poblaciones andinas.
La crónica comenzó a escribir después de 1600, es decir, cuando perdió el juicio por las tierras en Huamanga y lo castigaron con el destierro.
Ya con la edad de ochenta años, todo cano y flaco y desnudo y descalzo en el año 1615, emprendió un viaje a Lima, decidido a entregar al virrey el manuscrito de su crónica. Al no ser recibido por éste, abandona la ciudad para regresar a su pueblo natal, ya anciano, acompañado de su hijo Francisco.
¿Habrá muerto en Lima o en el camino a su pueblo natal?
¿Quién sabe?
Hasta aquí, podemos decir que la biografía de Felipe Guaman Poma de Ayala nos permite comprender su tiempo. Fue descendiente de la nobleza indígena, se insertó en la estructura administrativa de la sociedad colonial a través de su educación. Al ser intérprete fue testigo de las maneras de “hacer justicia” por las autoridades españolas sobre las poblaciones andinas. Avaló la manera cómo se adoctrinaba a sus contemporáneos en la religión católica. Paradójicamente, estas estructuras, cuando él las necesitó para resolver un litigio por tierras, le fue esquiva y hasta desastrosa.
La experiencia a lo largo de su vida y su educación fueron los soportes necesarios para denunciar con las mismas armas de la cultura española los abusos que sufrían las poblaciones andinas, los mismos abusos del cual no fue ajeno. Por eso, Guaman Poma cree firmemente que saber leer y escribir es necesario para el crecimiento de sus coetáneos andinos. Por eso, él en su crónica solicita al rey, y cito: Y ci pudiere, en pueblo grande y chica ayga escuela y cristiandad y pulicía en todo este rreyno, aunque no quiera los padres y caciques, corregidores.
Felipe Guaman Poma de Ayala fue un hombre que se adaptó, creció, sufrió y pasó a la eternidad. Gracias a él, hoy, podemos conocer el punto de vista andino sobre nuestro pasado colonial.
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